Cesc Fàbregas fue el jugador del Barça más destacado en La Coruña.
Tres asistencias de gol, movilidad, frescura. Hasta el propio jugador
admitía estar satisfecho: "Me he sentido muy cómodo, estaba a gusto".
La posición tuvo algo que ver y es justo el dilema de Vilanova desde
principio de temporada. Fàbregas es el único jugador, junto a Valdés,
que ha sido titular en todos los encuentros de Liga. Y buscándole
sitio. Tito tenía claro que Cesc debía estar, pero también que debía
sacarle el mejor partido, exprimir sus cualidades. En La Coruña Cesc
hizo de Xavi. Y no le fue mal, precisamente. "Por la posición en la que
estaba me sentí bien, tenía más espacio, tocaba más la pelota, me
llegaban más balones", reconoció.
El dilema ahora para Vilanova es que cómo repartir a tan buenos
jugadores en el centro del campo. Mientras que los problemas se le
acumulan en defensa, en mediocampistas tiene opciones para dar y tomar.
De hecho, a Fàbregas se le advirtió que en su puesto jugaban los
mejores del mundo y que debía explotar otras virtudes si quería tener
regularidad.
Cesc lo entendió. Y pese a comenzar la temporada con titubeos y
ciertas críticas, Vilanova le mantuvo, un partido tras otro en la
alineación titular. Frente al Valencia, el debate se trasladó a la
grada y mientras parte de la afición le aplaudió, otra le silbó.
Resultó evidente que no terminaba de cuajar.
Fue entonces cuando el jugador, en una entrevista al diario 'Sport',
afirmó que la prensa no le entendía e insinuaba incluso que había una
campaña en contra suya. Al cabo de unos días se retractó y añadió que
los periodistas no le entendieron. Al final, como siempre, lo que
cuentan son los hechos.
Cesc rompió su mal fario goleador en Sevilla y terminó el partido
reivindicando el penalti que le hicieron allí y un poco borde con el
presentador de 'Canal Plus', un periodista. En La Coruña, Fàbregas
comenzó pidiendo disculpas al compañero.
"Todo ha sido cosa de la prensa, yo he estado siempre tranquilo", añadió en la zona mixta de Riazor.
Tomado de Marca