"Estoy triste". Nunca una frase tan corta (apenas dos palabras)
provocó un terremoto tan grande. Cuando Cristiano Ronaldo decidió hacer
pública su tristeza en los bajos del Santiago Bernabéu, sabía que
temblarían los cimientos del club y que las réplicas a sus palabras
alcanzarían dimensiones planetarias. Por eso lo hizo.
Pocos sabían que Cristiano escondía una bomba que sólo necesitaba
que le prendieran la mecha. Hasta Florentino Pérez y su mano derecha,
José Ángel Sánchez, se quedaron estupefactos el sábado cuando Ronaldo
pidió audiencia para explicarles su situación a la cara. Lo hizo con la
valentía del que no aguanta más y con la conciencia tranquila de quien
se ha dejado todo en cada minuto que ha jugado con el Real Madrid.
No se cura con dinero
Pero la tristeza de
Cristiano no se cura con dinero. Por supuesto que el portugués se
siente agraviado con el sueldo que percibe en el Real Madrid (10
millones de euros netos al año, lo mismo que Kaká), sobre todo cuando
se compara con lo que cobran otras grandes estrellas del fútbol mundial.
Pero a Ronaldo le preocupa más el respeto, el cariño o el
reconocimiento que una mejora de contrato. Cristiano no se siente
respaldado ni por el club ni por sus compañeros ni por la grada. No al
menos como él cree merecer.
Al Madrid le reprocha la falta de apoyo institucional a su cruzada
por el Balón de Oro, además de otros pequeños detalles que otros clubes
sí tienen con sus estrellas y que él echa en falta. Además, no entiende
cómo no tiene más galones en el equipo, más peso, formando parte del
grupo de capitanes.
No es líder en el vestuario
A Ronaldo también
le preocupa que sus compañeros no le vean como un líder en el campo y
menos en el vestuario. Cree que el resto de la plantila no valora lo
suficiente los sacrificios que ha hecho por el grupo.
A la afición del Bernabéu le recimina que no saliera a defenderle
unánimamente el día de los silbidos ni que no caiga rendida a sus pies
en cada gol que marca.
Por si fuera poco, Ronaldo está atrevesando también un problema de
índole personal que ni él ni su entorno más íntimo quieren que salga a
la luz pública. Por todas estas razones Cristiano está triste. Y ni con
goles se le curan las penas.
Tomado de Marca