Parecía que habíamos aprendido de nuestros errores. Digo
parecía porque la calma después de los Clásicos ha durado bien poco. Nuevamente
el duelo entre Madrid y Barça ha despertado al “hooligan” que todos llevamos dentro.
Sacamos a relucir los trapos sucios y nos olvidamos de lo verdaderamente
importante: el fútbol.
Temas enfundados en la especulación y sin pruebas del delito
roban el protagonismo a la pelota. Lo más curioso es que Messi se vea salpicado
por la polémica, tras pasar por una vez desapercibido en el césped. Nadie es
perfecto y si cometió algún error que rectifique en la intimidad. A partir de
aquí, fin a la historia.
Sin embargo, desde algunos sectores de la prensa se quiere
desmitificar al rey del Olimpo con campañas que no conducen a ninguna parte.
Bueno sí. La vuelta en el Camp Nou amanecerá caliente, no solo por las estrategias en apuestas que planteen
ambos equipos. Sin olvidarnos de la repercusión en el vestuario de la
Selección. Espero que los esfuerzos de Xavi y Casillas por mantener el buen
rollo en el grupo no sean en balde.
El Clásico dejó un buen sabor de boca a algunos. El Madrid
jugó con sus verdaderas armas, el Barça trenzó jugadas sólo a su alcance,
Varane se hizo hombre y Özil e Iniesta mostraron su clase. Son dos apuestas seguras del fútbol actual. También
hubo alguna patada fuera de lugar, pero para esto está el árbitro. Lo cierto es
que la venta prima por encima de todo y más con tanta crisis. Por eso hablamos
de lo que sucedió, o aparentemente ocurrió en un parking, y no de los 90
minutos.
En cambio fuera de las fronteras españolas alucinaron con el
espectáculo. Con envidia sana entre los medios internacionales se hablaba de un
clásico que no se produce en sus ligas. Los mejores jugadores están aquí,
aunque no les prestemos la atención que es debida como hacen ellos.
Tal vez nos acordemos en el futuro, cuando Messi y Ronaldo
cuelguen las botas y vivamos del recuerdo más que del presente. Dijo una vez
Del Bosque que habíamos pasado de pobres a ricos en poco tiempo sin pararnos a
valorar lo que tenemos. Igual habría que escucharle y no sólo asentir con la
cabeza. Toca hacer un ejercicio de reflexión, empezando por los medios de
comunicación. Es momento de apreciar la suerte de contar con una rivalidad histórica,
entre dos futbolistas y dos equipos difícilmente igualables. Hablemos más de
fútbol y menos de un parking.
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