Andrés Iniesta parece estar viviendo su mejor momento, aunque
realmente lo está prolongando desde hace varias temporadas. Desde que
el futbolista marcara el decisivo gol en la final del Mundial de
Sudáfrica con España, parece haber entablado un romance con el balón
que le convierten en imprescindible y en uno de los mejores jugadores
del mundo.
Iniesta se reinventa partido a partido y su madurez le ha dotado de
una inteligencia táctica similar a la de Leo Messi. El centrocampista
ha hecho de su polivalencia su mejor virtud y la conexión con el resto
de jugadores del equipo le permite actuar por dónde el equipo lo
necesita, por dónde le apetece o por dónde menos se lo espera el
equipo. Pero el resultado suele ser siempre el mismo: es decisivo y,
plásticamente, hermoso en su juego.
Tito Vilanova ha sabido explotar la gran virtud del manchego. Si el
año pasado estuvo habitualmente jugando como interior y en contadas
ocasiones actuó de extremo, en la presente temporada se mueve por todas
las zonas del campo. Suele empezar los partidos como extremo derecho
para, posteriormente, irse moviendo por todas las zonas de influencia
del campo.
Esta demarcación tiene, no obstante, sus pros y contras. Como
elemento a elogiar hay que destacar la habilidad de Tito Vilanova para
encajar a Cesc en el once. Cuando parecía imposible que Fàbregas
pudiera jugar junto a Xavi, Iniesta y Busquets, el técnico logró un
engranaje perfecto moviendo ligeramente las piezas sin que el esquema
se desmontase totalmente.
La parte negativa es que como el Barcelona es fiel a su sistema
4-3-3 pierde un delantero nato en cada partido. La alineación de
Iniesta como teórico extremo deja sólo dos plazas libres en la
delantera. Una es para Messi y la otra se la rifan el resto. De
momento, su dueño es Pedro Rodríguez. El gran perjudicado, por tanto es
David Villa, que ha perdido su condición de titular. El asturiano se
disputa las oportunidades con Alexis y Tello.
El propio Iniesta da una clara explicación a su buen momento de
juego, que coincide con el del equipo en una primera vuelta para
enmarcar. “Intento estar lo más cómodo posible en el campo y buscar la
mejor solución. Lo importante es que uno se sienta bien. Vamos
intercambiando posiciones, el equipo funciona y eso es lo realmente
importante”, explica el jugador.
Su control de balón y su clarividencia en el pase son dos de sus
grandes virtudes. Y uno de los problemas que sufren los rivales. Se ha
podido comprobar en el Mundial o la Eurocopa con la selección española,
o en cualquier encuentro disputado por el Barcelona. Los rivales le
rodean para intentar quitarle el balón pero su exquisita técnica
siempre lo impide. Las fotografías de Iniesta rodeado por medio equipo
rival han sido habituales. El último en sufrirlo ha sido el Málaga.
Y por su fuera poco, Iniesta, al que se ha comparado con el crack de
Oliver y Benji, también ha mejorado en su faceta goleadora. Esta
temporada ya suma tres goles, uno en Champions ante el Celtic (2-1),
otro en Copa ante el Alavés (0-3) y el último en Liga ante el Levante
(0-4).
Tomado de Marca