Undécimo clasificado con cinco derrotas en nueve partidos. A nada menos que 15 puntos ya del líder,
la Juventus. En Europa, sólo la agónica victoria en Rusia le mantiene
con vida en un grupo del que puede salir mal parado. Así está el Milan,
histórico de históricos, una de las principales potencias europeas que
inicia un oscuro periodo de transición.
Así
lo deben entender sus aficionados. Armarse de paciencia y apoyar una
reconstrucción lenta fruto de una mala política de fichajes que el club
arrastra desde hace años. Esa apuesta por la experiencia tendría su
peaje tarde o temprano. Y llegó el momento. Eso y el dinero del PSG,
que añadió miembros inesperados a la estampida.
Hasta nueve pesos pesados abandonaron el club.
Muchos de ellos, fruto de esa avanzada edad que les anima a buscar un
último contrato jugoso para poner punto y final a su carrera. Es el
caso de Nesta, Seedorf o Gattuso, que hicieron las maletas rumbo a
Estados Unidos, Brasil o Suiza. Ibrahimovic y Thiago Silva se enrolaron
en la nueva aventura del PSG, previo paso por caja del equipo francés,
y Van Bommel apostó por la clásica despedida en casa. Zambrotta e
Inzaghi se sumaron al adiós generalizado y Cassano puso pies en
polvorosa ante el desolador escenario. Nueve futbolistas reconocidos
abandonaron San Siro (por no hablar de otros menos trascendentes como
Aquilani o Taiwo).
Se veía venir. Poca juventud y demasiados
kilómetros en las piernas de muchos de sus jugadores. Ahora, con
Allegri al mando, el proyecto es radicalmente opuesto. Jugadores con un
talento precoz y visible acné en la foto de su DNI.
El once, y sus respectivas edades, que presentó el Milan en La
Rosaleda fue el siguiente: Amelia (30), Bonera (31), Mexes (30), Acerbi
(24), Constant (25), Montolivo (27), Ambrosini (35), De Sciglio (20),
El Sharaawi (20), Pazzini (28), Emmanuelson (26). Dos futbolistas por
encima de la treintena y otros jugadores con mucha carrera por delante
como Bojan (22) o Pato (23). El proceso es lento, pero necesario.
Esperan tiempos difíciles en Milan. Y, a priori, la transición
hacia un equipo competitivo tiene pinta de durar más de un año.
Demasiado para una entidad que necesita resultados casi de inmediato.
Y, lo peor, es que muchos de los jugadores que deben sentar las bases
de la nueva potencia italiana arrojan dudas sobre su futuro estrellato.
O mucho se mueven los 'rossoneri' en el mercado de invierno y el
próximo de verano, o esto apunta a una larga travesía por el desierto.
Tomado de Marca