Al comienzo, los bávaros tuvieron
algunos problemas, al encontrarse con un Stuttgart que planteó una
disposición ofensiva muy sólida que permitió pocas llegadas del equipo
bávaro durante la primera parte.
Un remate de Franck
Ribery que pegó en la pierna de un jugador del Stuttgart y se fue a
tiro de esquina, un cabezazo desviado del brasileño Dante y una volea
también desviada del croata Mario Mandzukic fueron todo lo que tuvo el
Bayern en disparos a puerta.
El Stutttgart, en ataque, se
concentraba en posibilidades de contragolpe pero las dos veces que
llegó lo hizo con más claridad; primero, con un remate del japonés
Okazaki desde fuera del área en el 27 y luego con un cabezazo del
austriaco Martin Harnik, en el 36, que dio contra el poste.
La
situación parecía favorable al Stuttgart pero una pifia del italiano
Cristian Molinaro abrió el camino para la ventaja bávara. Molinaro
intentó retornar la pelota a su meta Sven Ullreich pero Mandzukic se
coló en el medio, robó la pelota y definió sin problemas dentro del
área, en el minuto 50.
Tras el gol, el Bayern empezó a manejar
con más claridad el partido y a llegar con mayor peligrosidad. En el
63, Ullrecih evitó el segundo con una buena parada ante un cabezazo de
Mandzukic y en el 72 Thomas Müller hizo el segundo al definir dentro
del área pequeña, aprovechando un centro del propio Mandzukic.
Con
el gol de Müller, el partido quedó ya sentenciado. El Stuttgart en
ningún momento dio la impresión de tener la actitud ni los argumentos
adecuados para intentar la remontada ante un Bayern que estaba cada vez
más cómodo en el campo a medida que pasaban los minutos.
Mandzukic,
que había pasado desapercibido en el primer tiempo y se convirtió en el
hombre decisivo en el segundo, dejó el campo para que entrara Mario
Gómez. Ribery le hizo espacio al suizo Xerdhan Shaqiri. Cambios para
reservar fuerzas de cara a las próximas tareas y para que los jugadores
se llevaran sus aplausos.
Tomado de Sport