Iker Casillas debe abandonar el Real Madrid. Para
seguir jugando, para sentirse valorado y para no perder de vista el
próximo Mundial de 2014. Aunque Vicente del Bosque confía plenamente en
él, el guardameta de Móstoles podría perderse el torneo si no goza de la
continuidad que, en principio, no está dispuesto a ofrecerle Carlo
Ancelotti.
El técnico italiano le ha condenado a la suplencia en los dos
primeros partidos oficiales del Real Madrid y la situación difícilmente
cambiará en los próximos encuentros. Ayer, la Cadena Cope aseguró que Casillas continuaría en el club madridista si se le asegurara jugar en la Champions League y en la Copa del Rey…
¿no es un consuelo demasiado pobre para un guardameta de su categoría?
Casillas tiene calidad para seguir jugando al más alto nivel, para
asimilar la exigencia que implica militar en un ‘grande’ y para
continuar coleccionando reconocimientos, esos que le señalan como uno de
los mejores guardametas del mundo.
Para seguir progresando, tiene varios clubes entre los que escoger y menos de una semana de tiempo. Un período en el que tendrá que escoger entre vivir a la sombra de Diego López y abrirse camino por otros derroteros.
Cambiar nunca es fácil y siempre genera cierta vértigo, te llames Iker o
Manuel. Sin embargo, en ocasiones es necesario dar un paso al frente,
tener la valentía de concluir etapas para empezar otras nuevas, pese a
que ello implique abandonar la zona de confort, el escenario conocido
que, de una manera u otra, proporciona cierta comodidad. El reto no es
sencillo pero Casillas no es un portero que tenga que ser suplente.
Por más que ahora se le critique su juego de pies (no ha sido su
especialidad ni ahora ni cuando todo el mundo le señalaba como el mejor
del planeta), sus dificultades en las jugadas por alto o su presunta
pérdida de confianza, tras sufrir su lesión en la mano.
Casillas sigue siendo un portero de renombre, al que da lástima ver sentado en el banquillo, sin que con ello pretenda infravalorar el gran trabajo realizado por Diego López.
Hay que destacar la fortaleza del gallego, su sangre fría para seguir
siendo un guardameta más que fiable con la que está cayendo en Madrid.
López ni titubea ni decepciona y aún se acuerda del día que abandonó
Madrid porque Casillas le había ganado la partida. Ahora, la situación
podría ser a la inversa. Así es la vida y no hay que darle más vueltas. Hay que asumir las circunstancias, capear el temporal y seguir mirando hacia adelante,
hacia un futuro que quizá envíe a Casillas a un nuevo club, donde
recuperaría su confianza futbolística y, sobre todo, la anímica.
Tomado de MF