Mario Balotelli siempre se ha sentido atraído por el Milan. Incluso
cuando militaba en las filas de su eterno rival, el Inter. Su
admiración era tal que un día le captaron saliendo de la tienda oficial del club rossonero
(el futbolista se excusó asegurando que tenía que comprar un vídeo de
Marco Van Basten), se le acusó de canturrear el himno del Milan en el
vestuario interista y se enfundó la zamarra milanista para un programa
humorístico italiano cuando creía que no le estaban grabando.
“Tiene una cara simpática, una cara muy rossonera“, llegó a confirmar el presidente del Milan, Silvio Berlusconi, en mayo de 2010. Meses después, no obstante, Balotelli fichaba por el Manchester City.
El club milanista no tenía capacidad económica suficiente como para competir con el club citizen, que pagó 28 millones de euros para contratar al delantero
(la cifra más alta jamás pagada por un futbolista de 20 años en la
Premier League), y Balotelli emigró, con pocas ganas, al fútbol inglés.
“Hubiese preferido continuar mi carrera profesional en mi país“,
confirmó el futbolista el mismo día de su presentación con el City.
Cuatro meses después ya estaba pronunciando alusiones directas al
Milan. “Un día se cumplirá el deseo y podré jugar con la camiseta rossonera“, señalaba en diciembre de 2010 para Tuttosport.
Balotelli siempre tuvo claro que su destino tenía que pasar por
Milan y mientras el tiempo pasaba, él acumulaba elogios y críticas en
la Premier League a partes iguales. Los halagos hacían referencia a su
potencial futbolístico (fortaleza, rapidez, técnica y capacidad
goleadora) y las críticas incidían en el controvertido carácter de un
jugador que en Inglaterra se ha cansado de acaparar portadas por su díscolo comportamiento.
A modo de resumen recordar que estuvo a punto de llegar a las manos
con Kolarov durante un City-Sunderland por el lanzamiento de una falta,
que pisó la cabeza de un rival (Scott Parker) en un encuentro frente al
Tottenham, que quemó su casa mientras lanzaba fuegos artificiales desde
el baño, que fue acusado de lanzar dardos a los juveniles del City y que hace unos pocos meses agarró del cuello a su técnico, Roberto Mancini, durante un entremiento.
Este último episodio fue el que le situó en el mercado y el que
rebajó tanto su valor económico que permitió al Milan hacerse con sus
servicios. La entidad rossonera cerró ayer su contratación por 20 millones que pagará en cinco años. Económicamente, una buena operación. Deportivamente, Balotelli compartirá ataque con el prodigioso Stephan El Shaarawy y paliará la baja de Pato, recién fichado por el Corinthians.
Tiene cualidades suficientes como para marcar las diferencias aunque
será básico que canalice el amor que siempre ha profesado al Milan
hacia un comportamiento adecuado. Sólo así evitará convertirse en una “manzana podrida” (tal y como le definió Berlusconi antes de cerrar su incorporación) y podrá volver a sonreír con goles trascendentales. ¿Dejará Balotelli de ser un Bad Boy en las filas del Milan?
Tomado de Mercafutbol