"La va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos,
pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol
mundial, deja el tendal y va a tocar para Burruchaga... ¡Siempre
Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta...
Gooooool... Gooooool... ¡Quiero llorar! ¡Dios Santo, viva el fútbol!
¡Golaaazooo! ¡Diegoooool! ¡Maradona! Es para llorar, perdónenme...
Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los
tiempos... Barrilete cósmico... ¿De qué planeta viniste para dejar en
el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado
gritando por Argentina? Argentina 2 - Inglaterra 0. Diegol, Diegol,
Diego Armando Maradona... Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona,
por estas lágrimas, por este Argentina 2 - Inglaterra 0".
Así narró el periodista uruguayo Víctor Hugo Morales el gol más
famoso de la historia del fútbol. La jugada más maravillosa jamás vista
en una Copa del Mundo y protagonizada por el jugador que él solito,
levantó a su país hasta los altares futbolísticos.
Hablar del Mundial celebrado en México 86 es hacerlo de Maradona. El
capitán de la albiceleste y mejor jugador argentino de todos los
tiempos se echó a un grupo de jugadores a su espalda para centrar todos
los focos con su calidad, su magia, su regate, su potencia con el balón
en los pies, su capacidad para decidir un partido y su visión única del
deporte rey.
Con Bilardo y El Pelusa a la cabeza, la Albiceleste llegó a la cita
mundialista de 1986 inmersa en un mar de dudas. Lograron la
clasificación in extremis tras ganar a Perú en el Monumental de River
Plate y la afición tenía sus dudas por el cambio de capitanía. Maradona
tomó el testigo de Pasarella y se levantó por encima del resto de los
mortales para lograr un sillón preferencial en el olimpo del balompié.
El 'Diez' tenía total libertad en el juego ordenado que proponía el
'Narigón' Bilardo y terminó siendo galardonado con el Balón de Oro
gracias a sus goles y a sus asistencias en los momentos clave.
Tras una primera fase en la que el conjunto sudamericano no tuvo
demasiados problemas para superarla, llegó el choque ante Inglaterra.
La cita, con el conflicto de las Malvinas de fondo, representaba mucho
más que fútbol. Sobre el terreno de juego se medía el orgullo de dos
países. Primero con la 'Mano de Dios' y después con una jugada que todo
niño ha querido imitar en el patio del colegio terminó Diego Armando
Maradona por desequilibrar la balanza a favor de los futuros campeones.
Primero sacó su pillería ante Shilton y después, tras sortear a
tantos jugadores ingleses como salieron a su paso, tras recorrer 50
metros con el cuerpo pegado a la pelota y tras levantar de sus asientos
a los casi 120.000 espectadores que se dieron cita en el Estadio
Azteca, Maradona escribió el destino de un equipo que tenía una
estrella en sus filas.
Una vez superado el encuentro ante Inglaterra y la semifinal frente
a Bélgica, Argentina tuvo que terminar la faena ante Alemania Federal.
Con Beckenbauer en el banquillo, los germanos parecían los únicos
capaces de frenar al Pelusa, pero la táctica ordenada por el
seleccionador germano no pudo conseguirlo. El ex jugador del Bayern y
campeón del mundo con su selección colocó a un joven Mathaus para
marcar a Maradona.
Lo frenó durante buena parte del partido pero como si el destino
estuviera escrito, en el último suspiro del choque el entonces
futbolista del Napolés apareció para meter el esférico por el único
hueco posible, hacerlo llegar hasta Burruchaga y que éste marcara para
dar una Copa del Mundo a Argentina.
Tomado de Marca