Wayne Rooney encarna el bien y el mal en una misma persona.
Capaz de lo mejor y lo peor dentro del terreno de juego tiene una parte de
diablo, que desluce su figura de estrella mundial.
Limar su carácter rebelde le está costando lo suyo a Alex
Ferguson. El escocés ha reducido sus dosis de ira, pero de vez en cuando la
parte negativa sale a flote. Su ‘alter ego’ le impide ganarse el respeto y la
admiración de todos. Y es que a lo largo de su carrera ha protagonizado varios
episodios desafortunados.
En 2011 fue sancionado con dos partidos en la Premier por
verter insultos delante de una cámara. Cerca estuvo de perderse la pasada
Eurocopa, ya que le propinó una patada absurda a Dzudovic, jugador de
Montenegro, en la fase de clasificación. Ante la imposibilidad de disputar parte
de la ronda de grupos su presencia en la lista dividió a la opinión pública.
El madridismo no vería con malos ojos encontrarse con esta
versión del inglés sobre el Bernabéu. Así no sufriría a uno de los mejores
delanteros del panorama internacional.
Rooney no goza de un torso tan esbelto como el de Ronaldo.
Ahora bien, cuando enfila la portería contraria los kilos de más no frenan a la
potente zancada de unas piernas de puntería infalible. Está dotado de una
depurada técnica y el mejor gol en los últimos 20 años en las apuestas en Premier League lleva
su firma.
El tiempo se detuvo durante unos segundos en el cielo de Old
Trafford un 12 de febrero de 2011. Un centro desde la derecha de Nani buscaba
la cabeza de Rooney, pero encontró una chilena antológica, que dejó petrificado
a Joe Hart y a toda la defensa del City. Pese a sus problemas disciplinarios
todo hace indicar que hará carrera en el United. Ya lleva nueve temporadas
vistiendo la camiseta de los ‘red devils’ y a sus 27 años carga a sus espaldas
con 390 partidos oficiales, en las que ha marcado 190 goles.
Es una de las mayores apuestas del Manchester United y
cuando se retiren Giggs y Scholes será lo más parecido a un canterano con alma
de líder dentro de la plantilla. Un hijo adoptivo llegado desde Liverpool. Su duelo
personal con Ronaldo marcará el choque entre Madrid y United. La relación personal
entre ambos quedó deteriorada a raíz de la autobiografía del británico, en la
que tachó de presumido y esclavo de su imagen a su
excompañero.