Muchísimos duelos Barcelona-Real Madrid se han vivido, 167 contando ya
el que se disputó el pasado sábado 26 (Partidos de Liga Española), pero
ninguno se parece otro, aunque los protagonistas se hayan repetido en
varios de ellos, aunque la esencia siempre es la misma. Esta vez
brillaron y desentonaron los que por primera vez se vieron involucrados
en atmósfera que presiona a límites insospechados.
Un inicio lleno de músculo blanco, con un Sergio Ramos totalmente
desubicado en un Esquema errado planteado por Carlos Anceloti, frente a
un ejército de “enanos” pacientes, que como de costumbre buscaron
colocar el balón en los pies del hombre exacto para que este asestara el
golpe y luego replegarse de manera ordenada. Así ideó Gerardo Martino
su primera batalla clásica como DT azulgrana.
Neymar fue entonces la figura. Novato como algunos de los 22 que
estaban en cancha, crack como pocos de que los hay en el mundo para
instantes como estos. No sólo anotó un gol con sello de leyenda, sino
que desmontó la táctica de cambiarle a Arbeloa por Carvajal como hombre
exclusivo para inhabilitarlo durante el partido. El joven Daniel sufrió
por más de 80 minutos el embate llamado Neymar, quien lo hizo parecer un
frágil merengue vestido de blanco.
Iniesta, su mejor aliado, lo vio libre por la izquierda, le sirvió
con una elegancia cargada de velocidad mental y de piernas, el resto fue
obra de ese chico flaco con el número 11 a la espalda y a quien muchos
ven como un Balón de Oro inmediato.
Mostró regate, agilidad, rapidez, carácter y alegría sudamericana,
una combinación infernal para la zaga madrileña. Tubo la oportunidad de
subir otra diana al marcador cuando nuevamente a pase del genio Andrés
hizo que la retaguardia blanca se moviera en cámara lenta ante su feroz
penetración, pero un muro llamado Diego López le negó su remate con olor
gol. Ante de ser despedido bajo una lluvia de aplauso le regaló una
asistencia al chileno Alexis para joya que sentenció el Clásico.
Del resto no hay mucho que contar. Messi, recostado a la banda
derecha como en sus inicios dio pocos dolores de cabeza, incluso erró
una posibilidad clarísima de aumentar su registro de cara al arco del
Real Madrid. Cristiano, un pase a gol a otro novato en estos
enfrentamientos, Jesé Rodríguez, diana que llegó casi con el pitazo
final. Válida la protesta del crack portugués pidiendo penal ante la
falta de Javier Mascherano, pero real también su poca aparición durante
casi todo el juego. Poco de Bale, fichaje millonario que hasta el
momento no vale lo que costó.
Ahora hay una diferencia de seis puntos entre los archirivales, nada
definitivo, pero pone una conclusión clara, estos partidos no son para
improvisar.
¡Seguimos pateando el balón!