Alto el fuego en la guerra de las camisetas. Sergio Ramos y José
Mourinho firmaron ayer una tregua, quién sabe si definitiva, el día
después de que MARCA desvelara en exclusiva
que el internacional jugó el segundo tiempo ante el Deportivo con la
camiseta de Özil bajo la suya para dedicarle un gol. En el Madrid,
aunque sea de boquilla, ha estallado la paz.
Fue Ramos, de buena mañana, nada más terminar el entrenamiento
previo al partido de esta noche ante el Ajax, el primero que quiso
rebajar el clima de tensión que reinaba en Valdebebas con la exclusiva
de MARCA. Durante el entrenamiento, al sevillano se le había visto muy cerca de Özil, pasándole el brazo por los hombros y exhibiendo públicamente su amistad.
Matrimonio de conveniencia
El lateral utilizó
una red social para explicar por qué se puso la camiseta del alemán
debajo de la suya. "Mesut es un gran amigo y le dije hace tiempo que mi
primer gol de la temporada sería para él. Aprovechando su cambio, me
puse su camiseta confiando que podría ser mi primer gol. Nada más". Y
nada menos.
Luego Sergio Ramos explicaría en unos cuantos caracteres más que no
tiene ningún problema con Mourinho, a pesar de que el luso le dejara en
el banquillo ante el City o de que le haya tirado alguna indirecta en
la sala de prensa. "Mi relación con Mourinho" -escribió Ramos- "es buena, honesta y clara. Respeto sus decisiones y es para mí el mejor entrenador".
Curiosamente, unas palabras casi calcadas a las que dijo en la
primera temporada de Mourinho, cuando el técnico portugués le castigó
por primera vez en el banquillo -en Cornellà-, y a las que dijo el año
pasado cuando le volvió a castigar -en El Sardinero-. La única
diferencia es que aquellas declaraciones -"Mi relación con Mou es buena
y es el mejor entrenador del mundo"- no fueron en una red social sino
en la televisión oficial del club.
Un vuelo con MARCA
En el viaje a Ámsterdam
reinaba una calma tensa, aunque la fotografía de MARCA era la comidilla
en el avión del Madrid. La expedición blanca tomó tierra en la ciudad
de la Séptima, la misma que visitaron en las dos últimas temporadas.
Allí le tocaba el turno de explicaciones a Mourinho en la rueda de
prensa oficial de la UEFA. Y Mou tomó la palabra.
Primero intentó esquivar el caso Ramös, pero el regate dialéctico no
es lo suyo y acabó abriendo su corazón y sincerándose con los
periodistas. La primera pregunta iba a quemarropa: "Ramos dijo tras el
partido ante el Dépor que él es un gran profesional y siempre juega a
tope, ¿usted qué opina?". Y Mou: "Que Ramos es un gran profesional está
claro". De lo de que siempre juega a tope, ni mu.
Mourinho seguía aculándose en tablas, despistado, corretón, hasta
que al final le pudo su bravura y acabó embistiendo. "No tengo
problemas con Sergio Ramos. No tiene ningún problema conmigo ni yo con
él", fue su primer titular sobre la guerra de las camisetas. Sin
embargo, no quiso entrar a valorar las declaraciones del internacional:
"Del comunicado de Ramos tiene que hablar él".
Mou y sus relaciones
Mourinho se iba creciendo,
cada vez más bravo, cada vez más sincero, cada vez mas crecido. Y
entonces llegó la madre de todas las frases: "Mi relación con mi mujer es mejor que con Sergio Ramos".
Y continuó: "Pero con Ramos la relación es la que yo tengo una persona
con la que conozco, mucho mejor que con alguien que no conozca. Pero en
que es un gran profesional estoy de acuerdo. Totalmente".
Y así quedó declarado el alto el fuego, al menos hasta que hoy se
conozca el once titular que saltará al Ámsterdam Arena para medirse al
Ajax. Sentar a Ramos -como ya hizo Mourinho ante el City- sería una
nueva declaración de guerra, aunque el portugués es conocido por su
mano dura con las estrellas.
Lo normal es que Ramos juegue. La pregunta es saber si Sergio
volverá a saltar al césped con la camiseta de Özil debajo de la suya,
porque una promesa a un amigo es una promesa y quién sabe si el primer
gol de Ramos llega en el Ámsterdam Arena.
Tomado de Marca